El número de infectados baja en Tailandia. O al menos eso es lo que parece, ya que el número de tests también ha bajado y en este país las cosas nunca están muy claras. Lo que es seguro es que el gobierno está cambiando su política frente a la pandemia por una menos restrictiva. Desde la semana pasada, casi todo puede abrir y operar con cierta normalidad. La excepción son el ocio nocturno, las escuelas y cualquier evento con más de 25 personas.
Mi escuela, al ser una “boarding school”, va a poder aceptar estudiantes presenciales a partir de mañana, aunque a un gran precio: durante tres semanas nadie va a poder entrar, ni salir; operando en una burbuja que no tiene nada contentos a la mayoría de los profesores y trabajadores implicados. A esto le siguen tres días de “exeat” (todo el mundo puede salir) y vuelta a la burbuja por dos semanas hasta las vacaciones de mitad de trimestre. Ya veremos que tal va, pero espero que no dure mucho y que el gobierno se decida a abrir las escuelas normalmente
Escribo esto, desde Koh Samet. Una isla a una hora en coche desde la escuela, donde varios profesores hemos decidido pasar el último fin de semana pre-burbuja. En esta época del año, no hay mucho que hacer más que comer, beber y tirarse en la arena, pero… ¿qué mejor manera de recargar las energías que sin duda necesitaremos en las próximas semanas?
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