El puente de Sangklaburi

A 200 kilometros al noroeste de Kanchanaburi, pegado a la frontera con Myanmar se haya el puente de madera más largo de Tailandia. Conecta Sangklaburi con Mon, un pueblo de mayoría birmana. 

El lugar nos parecio tan bonito y acogedor, que decidimos quedarnos dos noches. Lo mejor fue probablemente el pequeño viaje en barco por el lago, en el que pudimos ver un par de templos hundidos y otro a las orillas. 

El ferrocarril de la muerte

En plena segunda guerra mundial los japoneses se decidieron a construir un ferrocarril que conectase Bangkok con Rangon para trasladar rapidamente tropas y suministros a Birmania, asegurandose esta ex-colonia británica. Lo consiguieron en un tiempo record, menos de un año, lo que es increible dado la extension y la cantidad de puentes que tuvieron que levantar de por medio. Sin embargo el projecto tuvo un alto costo en vidas, más de 100.000 entre prisioneros de guerra y civiles forzados. 

Esta foto es de Tham Krasae uno de los lugares por donde pasa el ferrocarril al lado del rio Kwai, y digo 'pasa' en presente porque este tramo sigue en funcionamiento a dia de hoy. ¿Qué por qué hay gente caminando por las vias en un sitio asi? Pues porque esto es Tailandia 🤣. La mayoría sabe a que hora pasa el tren, digo yo!

Vacaciones de half-term

Por fin llegaron las vacaciones de half term y nos vamos a Kanchanaburi, pero esta vez no para quedarnos. El plan es alquilar un par de motos e ir rodando poco a poco hacia el noroeste hasta el parque nacional de Khao Laem en la frontera con Myanmar. 

Estamos en epoca de lluvias, lo cual es perfecto para ver los lagos y las cascadas en su mayor explendor, pero seguro que nos llueve bastante.

Habiendo visitado Kanchanaburi antes de la pandemia y ahora, uno se da cuenta del tremendo impacto que ha tenido en este lugar. La mayoria de las tiendas, bares y restaurantes que antes estaban llenos de turistas, ahora estan cerrados y apenas hay gente en la calle. Para nuestro deleite el restaurante vegetariano de On's (uno de los mejores del pais) se hallaba abierto, por lo que pudimos ponernos hasta arriba de su delicioso massaman curry.

Pintando sobre hojas de loto

Despues de tres semanas sin poder salir del campus de la escuela, llegó el más esperado 'exeat'. ¿Que qué es eso? Pues un fin de semana en el que se manda a todos los alumnos del colegio internado a casa para descanso de ellos y de los profesores y cuidadores. 

Nosotros decidimos ir a Bangkok, entre otras cosas para hacer un taller de pintura sobre canvas de flor de loto. Himapan es la galería que organiza estos talleres y se haya situada en pleno centro de Bangkok. 

Khun Tek nos enseñó un par de tecnicas para pintar con oleos sobre las flores y nos pusimos manos a la obra. Yo experimenté con varias ideas en lugar de crear algo con coherencia, pero me sirvió para aprender que colores van bien. Sin embargo, Ania creó algo ya digno de decorar nuestro salón. 

El resto de nuestro fin de semana en Bangkok lo pasamos comiendo en restaurantes y visitando un par de tiendas interesantes. Parece ser que la vida está volviendo lentamente a la metropolis, aunque la ausencia de turistas extrangeros se nota. El gobierno ha decidido reducir el periodo de cuarentena al llegar a la mitad: 7 dias, lo cual es genial, pero dudo que atraiga a muchos hasta que se decidan a quitarla completamente.

Hormigas en el árbol

 

En Tailandia habitan unas hormigas rojas, que en lugar de construir su hormiguero en el suelo o en el tronco de un árbol, lo hacen en las mismas ramas, doblando hojas y pegándolas con su tela. Son las hormigas tejedoras y se las puede encontrar con bastante facilidad en el campo. Para los tailandeses, sus huevos son una auténtica delicatessen, así que hay quienes se dedican a destruir sus nidos para ver si encuentran algunos. Las hormigas se defienden picando todo lo que se mueve, pero de poco les sirve. Cogen el nido con un palo y lo ponen en un barreño con agua. Las hormigas flotan, pero los huevos no. Así es como pueden extraer los diminutos huevos con facilidad. 

COVID update

 

El número de infectados baja en Tailandia. O al menos eso es lo que parece, ya que el número de tests también ha bajado y en este país las cosas nunca están muy claras. Lo que es seguro es que el gobierno está cambiando su política frente a la pandemia por una menos restrictiva. Desde la semana pasada, casi todo puede abrir y operar con cierta normalidad. La excepción son el ocio nocturno, las escuelas y cualquier evento con más de 25 personas. 

Mi escuela, al ser una “boarding school”, va a poder aceptar estudiantes presenciales a partir de mañana, aunque a un gran precio: durante tres semanas nadie va a poder entrar, ni salir; operando en una burbuja que no tiene nada contentos a la mayoría de los profesores y trabajadores implicados. A esto le siguen tres días de “exeat” (todo el mundo puede salir) y vuelta a la burbuja por dos semanas hasta las vacaciones de mitad de trimestre. Ya veremos que tal va, pero espero que no dure mucho y que el gobierno se decida a abrir las escuelas normalmente 

Escribo esto, desde Koh Samet. Una isla a una hora en coche desde la escuela, donde varios profesores hemos decidido pasar el último fin de semana pre-burbuja. En esta época del año, no hay mucho que hacer más que comer, beber y tirarse en la arena, pero… ¿qué  mejor manera de recargar las energías que sin duda necesitaremos en las próximas semanas?

Elefantes

 

Hoy hemos visitado un santuario de elefantes a tan solo 20 minutos de casa. En este lugar, no hay que pagar ninguna entrada. Simplemente, venden cestos de bananas por 100 bhat (2 euros) para que los visitantes den de comer a los elefantes y tienen una cafetería para consumiciones. En esta época de pandemia, les debe estar costando bastante mantener a los dos elefantes que tienen. De hecho, hace poco salió en las noticias un grupo de elefantes que tuvo que volver al norte de Tailandia desde Pattaya andando por la falta de turistas.

Poder pasar un rato con estos animales tan especiales es uno de los mayores privilegios de vivir en Tailandia.